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Argentina y un nuevo ciclo Sol-Luna Progresado

Como todo año en el que se desarrollan elecciones presidenciales, 2007 se presenta como un momento clave de definición y compromiso. Desde la astrología podemos intentar comprenderlo desde los ciclos de la estructura de nuestro país. En el presente trabajo consideraremos uno de esos ciclos en particular: el ciclo Sol-Luna progresado.

La opción no es caprichosa. Desde 2004 estamos recorriendo la última fase del ciclo iniciado en 1978 y dentro de un año se estará iniciando uno nuevo. Tomando en cuenta su profundo significado, parece evidente que el contexto de un nuevo ciclo nos convoca a meditar acerca de nuestra condición de entidad nacional, a ser conscientes de algunos patrones manifiestos a lo largo de nuestra historia, y saber responder a los desafíos presentes con la creatividad necesaria para superar repeticiones y automatismos.

 

El ciclo Sol-Luna Progresado como técnica astrológica

¿Qué simboliza el Ciclo Sol-Luna Progresado? Por lo pronto involucra a los dos indicadores más importantes de la carta natal: los luminares, los dos principios básicos de cualquier estructura astrológica.

Profundamente, refiere a la relación entre espíritu y sustancia, energía y materia, ser e identidad, potencia y acto. Muestra la relación entre la sustancia (la forma concreta) incorporando el misterio del ser, aquello que alcanzamos concientemente a plasmar de nuestra energía y nuestro potencial de ser. El misterio de la chispa del espíritu encendiendo la materia de nuestra vida.

Por cierto, este potencial nunca terminará de ser plenamente realizado. Desde nuestro punto de vista astrológico, decimos que la sustancia lunar nunca agotará todo el potencial de la chispa solar.

Este ciclo ha sido desarrollado fundamentalmente por Dane Rudhyar y Alexander Ruperti. Ambos coincidieron en distinguir en él ocho etapas, ordenadas en dos hemiciclos de cuatro fases cada uno:

 

·         Hemiciclo Creciente (de la conjunción a la oposición): El impulso se manifiesta concretamente en el mundo.

·         Hemiciclo Menguante (de la oposición a la nueva conjunción): Las formas desarrolladas se universalizan y son comprendidas en una totalidad mayor. Desintegración y decadencia de la forma.

 

Cada etapa marca una fase en el desarrollo de la articulación entre el principio solar y el lunar.Algunos conceptos claves de cada una de ellas podrían ser:

 

.- Luna Nueva (conjunción): SURGIMIENTO

.- Luna Nueva (conjunción): SURGIMIENTO

 

Liberación de un nuevo pulso vital. La sustancia lunar se impregna de propósito solar. Lo conocido carece de vitalidad. Anhelo intenso de vida nueva. Poca claridad, confusión o promesas a desarrollar.

.- Luna Creciente (semicuadratura creciente): AFIRMACIÓN

Esfuerzo por superar la presión e inercia del pasado. Encuentro con remanentes tóxicos del pasado. Necesidad de afirmar el impulso hacia la plenitud.

.- Luna Cuarto Creciente (cuadratura creciente): ACCION

La nueva dirección se establece. Construcción de estructuras que objetivan el nuevo impulso. Crisis en acción: la forma consolidada implica la definitiva separación con el pasado.

.- Luna Gibosa (sesquicuadratura creciente): SUPERACION

.- Luna Gibosa (sesquicuadratura creciente): SUPERACION

El nuevo impulso ahora debe vivirse. Necesidad de expresar en el mundo la vitalidad del proceso y consolidarlo como dirección de vida. Necesidad de desarrollar la capacidad de crecimiento personal.

.- Luna Llena (oposición): PLENITUD

.- Luna Llena (oposición): PLENITUD

La manifestación concreta del propósito inicial llega a su plenitud. Momento de claridad, iluminación y realización objetiva. Asimilación de la experiencia y constatación de sus frutos. Nueva búsqueda de significado.

.- Luna Menguante (sesquicuadratura menguante): DISEMINACIÓN

.- Luna Menguante (sesquicuadratura menguante): DISEMINACIÓN

Se revela lo que subyace a la forma plena. Necesidad de compartir con otros e incorporarse a un contexto expandido. Lo aprendido y experimentado necesita ser aportado al mundo.

.- Luna Cuarto Menguante (cuadratura menguante): CULMINACIÓN

.- Luna Cuarto Menguante (cuadratura menguante): CULMINACIÓN

Máxima asimilación y comprensión de los resultados de la experiencia. Crisis de conciencia: los supuestos básicos y las creencias que no armonizan con la comprensión resultante deben ser trascendidas.

.- Luna Balsámica (semicuadratura menguante): RENUNCIA o DESCARGA

.- Luna Balsámica (semicuadratura menguante): RENUNCIA o DESCARGA

Los resultados del ciclo que termina son esencializados y se convierte en el fundamento del próximo. Estado de transición, "de semilla". La vitalidad es la de aquello que germinará en el futuro. Anhelo de un nuevo ciclo de experiencia.

 

El Ciclo Sol-Luna progresado en la carta de un país

En una vida personal, esta dinámica genera ciclos de identidad, cierto proceso y evolución en la estructura del yo, a través del cual nuestra organización psíquica va siendo capaz de dar cuenta de niveles más profundos de lo que esencialmente somos. Es un proceso dinámico e implica conceptualizar al «yo» (ego, centro funcional de identidad o aquello que creemos ser) como un estado del ser en continuo cambio y movimiento, antes que fijo y estático.

Trasladado a un país, el ciclo Sol-Luna (o ciclo de lunaciones) habla de la potencialidad de ser que esa entidad nacional encarna en lo que podríamos llamar sus ciclos de identidad, ciclos en los que se desarrolla cierta "sensación de ser" o "definición del carácter nacional". Esta «identidad nacional» representa una personalidad o fisonomía que adopta el país, la cual se va expresando en los sucesos históricos concretos. En verdad, tal identidad es efecto o resultante de la organización de estructuras de poder que se conforma en determinado momento histórico, formas institucionales que reflejan un ordenamiento económico y político, que contienen y revelan principios, creencias, valores y aspiraciones de la nación.

Esta concepción sugiere que la organización de un país resulta un proceso dinámico. Y lo mismo ocurre con lo que podríamos llamar «identidad nacional». Tal carácter puede modificarse de acuerdo a cómo esa nación vaya aceptando el desafío de descubrir lo que profundamente es. En este sentido, parece evidente que lo que creíamos ser como argentinos hace un siglo no es lo mismo que hoy creemos ser.

Desde esta perspectiva, cada lunación (esto es, cada inicio de un ciclo Sol-Luna) simboliza una oportunidad para renovar este descubrimiento, para cuestionar profundamente las definiciones cristalizadas de nuestro carácter nacional (aquello que creemos que somos), romper con la continuidad lineal con el pasado y ser capaces de incluir cualidades (acaso aún inéditas) de nuestro ser que los nuevos tiempos están sugiriendo.

Y resulta fundamental tomar en cuenta que la etapa previa de «renuncia o descarga» (la última fase de la lunación anterior) indica la consumación y disolución de la vieja identidad. Esto implicará una exhaustiva revisión del pasado, muchas veces bajo la forma de una vuelta a las circunstancias del inicio del ciclo que ahora está finalizando. Este profundo balance del pasado tiene el objeto de no trasladar a lo nuevo que habrá de iniciarse aquellas experiencias ya agotadas que resultarían ahora tóxicas y anacrónicas; sin embargo,  esta auténtica purificación o esencialización puede distorsionarse bajo la tentación de "volver a vivir", de traer al presente contenidos carentes de vitalidad, de actualizar aquello que ya ha hecho su proceso y debe ser concluido.

 

Las lunaciones en la historia argentina

Vamos a enfocar qué sucedió en la historia argentina cada vez que se dio esta circunstancia: la transición de la etapa de descarga al inicio de un nuevo ciclo. Si bien nos concentraremos en aquellas lunaciones ocurridas durante el siglo XX, el listado completo de los ciclos Sol-Luna a lo largo de la historia es el siguiente:

 

1ra lunación

«surgimiento»: año 1831 en 1 LEO 49 y en casa X natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1828

 

2da lunación

«surgimiento»: año 1861 en 29 LEO 58 y en casa XI natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1857

 

3ra lunación

«surgimiento»: año 1890 en 28 VIRGO 28 y en casa XII natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1887

 

4ta lunación

«surgimiento»: año 1919 en 27 LIBRA 28 y en          casa I natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1916

 

5ta lunación

«surgimiento»: año 1949 en 27 ESCORPIO 01 y en casa II natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1946

 

6ta lunación

«surgimiento»: año 1978 en 26 SAGITARIO 59 y en casa III natal

«descarga» del ciclo anterior: año 1975

 

7ma lunación

«surgimiento»: año 2008 en 27 CAPRICORNIO 09 y en casa IV natal

«descarga» del ciclo anterior: año 2004

 

El primer ciclo comienza en 1919 (fase de surgimiento), Habiéndose producido la descarga del ciclo anterior en 1916. La pregunta es qué es lo viejo que se está agotando o disolviendo y qué es lo nuevo que está apareciendo.

 

DESCARGA 1916

SURGIMIENTO 1919

 

Históricamente, no ha sido ésta una fecha irrelevante. En 1916 se producen las primeras elecciones presidenciales con sufragio universal. Desde este punto de vista lo que se agota aquí es un modelo hegemónico, acaso el más efectivo y exitoso de la historia argentina, por lo menos en permanencia en el tiempo. Es el modelo que se inicia en 1880, que da origen a una generación de dirigentes políticos (la generación del 80) que sustenta un modelo conservador y oligárquico, en términos ideológicos. Con este modelo la Argentina logra estructurarse como país, conformando un estado nacional sólido, el cual por cierto generará sus contradicciones. Vale la pena registrar que la anterior lunación se había producido en 1890, año que marca la consolidación del modelo con la presidencia de Carlos Pellegrini, luego de la crisis del gobierno de Juárez Celman («fase de descarga» del ciclo anterior).

Es el sufragio universal aquello nuevo que aparece y quiebra la continuidad con el ahora viejo modelo, selectivo y elitista, en el cual las elecciones siempre eran ganadas (con mayor o menor fraude) por el PAN, Partido Autonomista Nacional, es decir, el partido del poder oligárquico.

A partir de 1916 se inicia la crisis y disolución de la estructura de poder hasta aquí exitosa y comienza a hacer historia una nueva fuerza política, la Unión Cívica Radical. Yrigoyen se convierte en el primer presidente democrático con características de líder carismático y en el que se proyecta una imagen paternalista. La llegada de Yrigoyen al poder genera la expectativa de un líder que va a favorecer la inclusión de sectores de la vida nacional que hasta ese momento estaban excluidos, esto es la clase media.

Vale destacar algunos hechos simbólicos fuertes. Uno de ellos es la Reforma Universitaria de Córdoba. Dentro el espíritu de expansión, armonía y culto al saber y al conocimiento, propio de un destacado rasgo de la carta natal de nuestro país (Ascendente en Libra, Júpiter en casa I, Venus como gobernante en casa IX), esta reforma universitaria representó la posibilidad concreta de inclusión en el conocimiento superior y en la actividad profesional y política de los hijos de los inmigrantes llegados al país a fines del siglo XIX. Esta reforma es la que producirá la formación de aquellos profesionales que tendrán una actuación destacada en la vida pública del país a lo largo de todo el siglo XX. Hasta ese momento sólo ejercían la función pública los herederos de familias patricias.

Sin embargo, al mismo tiempo, a partir de 1919 (momento de la «fase de surgimiento» del nuevo ciclo) comienzan a manifestarse las defraudaciones de las expectativas que ese movimiento de apertura había generado. Sucesos como la Semana Trágica (1919) y la Patagonia Rebelde (1921) resultan emblemáticos de tal frustración.

Y es importante significar que esto revela un patrón de la propia estructura natal argentina. En ella es posible visualizar aparecen dos pulsos protagónicos:

 

·         Tendencia conservadora y valoración de la tradición.

·         Tendencia idealista y trasgresión de los límites. 

 

Un polo conservador y polo progresista. Es interesante que incluso algunos miembros de la oligarquía, del propio partido autonomista, veían la necesidad de ampliar y extender los valores del positivismo a sectores postergados. Sin embargo, esos intentos no fueron suficientes para contener los anhelos de cambio y renovación.

Este momento histórico muestra la disposición a un salto cualitativo en la vida social y política argentina, pero que no termina de ser asimilado por lo nuevo que aparece. La alta expectativa de cambio, inclusión y transformación que acompañó la llegada de Yrigoyen al poder, no termina de ser asimilado por el proceso que el mismo Yrigoyen inicia, y esto produce un muy rápido desajuste.

La Semana Trágica y la Patagonia Rebelde son protagonizados por grupos de obreros y peones rurales socialistas y anarquistas que, estimulados por el afán de hacer una Argentina distinta, van más allá de lo que el mismo ejecutor de la reforma está dispuesto.

Este parece ser un pulso vinculado a la estructura argentina. El Sol en Cáncer en Medio Cielo, la Luna en Capricornio en casa IV hablan de una natural disposición a valorar lo tradicional, a evitar los riesgos del cambio.  Por su parte, Júpiter en el Ascendente en Libra, Venus como gobernante en Casa IX y el Nodo Sur en Sagitario aportan confianza en la expansión y el encuentro con lo desconocido.

De este modo, un orden conservador se cristaliza, se genera la necesidad de un salto progresista, cargado de un idealismo de tal magnitud que no termina de ser asimilado por la nueva estructura emergente. Este pulso, en verdad, queda conformado como doble vínculo:

 

.- Predominio de un ORDEN CONSERVADOR que llega a un estado de CRISTALIZACIÓN (pérdida de vitalidad).

.- Ese estado de CRISTALIZACIÓN genera una NECESIDAD DE CAMBIO (recuperación de vitalidad).

.- Esa NECESIDAD DE CAMBIO lleva al surgimiento de un IDEAL PROGRESISTA que se presenta como alternativa.

.- Las expectativas que estimula ese IDEAL PROGRESISTA plantean contradicciones que provocan un clima de INESTABILIDAD (dispersión de vitalidad).

.- El ambiente de INESTABILIDAD genera incertidumbre y temor, aplacado por una REACCIÓN REPRESIVA (control de vitalidad).

.- Y con esa REACCIÓN REPRESIVA vuelve a instalarse un ORDEN CONSERVADOR.

 

El segundo ciclo se inicia en 1949, produciéndose la descarga del ciclo anterior en 1946. ¿Qué es lo viejo que entra en etapa de disolución? ¿Qué hechos representan la aparición de lo nuevo?

 

DESCARGA 1946

SURGIMIENTO 1949

 

El ciclo que se inició en 1919 intentaba dar cuenta de una apertura y expansión, pero aún dejaba excluidos y defraudados a  gran parte de la población. Lo nuevo aparece simbolizado en los acontecimientos del 17 de octubre de 1945 con la irrupción de sectores postergados (acaso aquellos que habían sido protagonistas de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde), y su incorporación a la vida política, por cierto, bajo el halo de un nuevo líder paternalista protector: Perón.

Dos recurrencias pueden ser aquí registradas: el agotamiento de cierto orden económico y político, y la aparición de una autoridad carismática que encarna los anhelos que manifiesta el pueblo.

El año 1949, «fase de surgimiento» del nuevo ciclo, coincide con la reforma a la constitución nacional (promovida por Perón), reforma que fundamentalmente implica la incorporación de los derechos de los trabajadores. De este modo, los obreros sindicalizados se transforman en una nueva pieza de poder. Por cierto, esas leyes ya habían sido propuestas mucho tiempo atrás por los trabajadores socialistas, pero son puestas en vigencia a partir de la intervención de la voluntad de un líder protector. Esas leyes ya existían, pero era necesario que aparecieran como otorgadas en forma benefactora por un líder paternalista.

A partir de aquí, en la escena política, además de las familias tradicionales oligárquicas y la clase media ilustrada y profesional, surge un nuevo grupo de poder: los sindicatos. Es una nueva estructura, cambian las reglas de juego. Surge un nuevo proyecto de país. Lo productivo no aparece asociado sólo a la generación de materias primas, a la explotación agrícola y ganadera, sino que comienza un desarrollo industrial. Es el ideal de «Argentina potencia»: producir todo lo necesario y no depender de nadie. La sombra de este ideal es el anhelo de aislarse del mundo, la autosuficiencia. Comienza a desarrollarse el fuerte ideal de extrema autonomía y autarquía, con una alta sombra aislacionista. Así, el exterior, lo extranjero, cualquier necesidad de vínculo con el afuera, es denunciado como dependencia. Con esto queda instalada una nueva paradoja, traducida en el siguiente doble vínculo:

 

.- Anhelo de JUSTICIA SOCIAL e INDEPENDENCIA.

.- Como consecuencia de tal anhelo se genera un estado de AISLAMIENTO y CIERRE.

.- Tal estado de AISLAMIENTO y CIERRE termina por provocar una NECESIDAD DE VÍNCULO y APERTURA.

.- El ejercicio de una modalidad de VINCULO y APERTURA excesivos da por resultado un clima de DEPENDENCIA y DESIGUALDAD SOCIAL.

.- Tal situación de DEPENDENCIA y  DESIGUALDAD SOCIAL provoca un renovado anhelo de JUSTICIA SOCIAL e INDEPENDENCIA.

 

El mismo pulso enunciado anteriormente aparece ahora representado como una fuerza que valora la independencia, entendiéndola como repliegue en lo seguro y conocido ("lo nuestro"), oponiéndose a otra fuerza que propicia el encuentro abierto. Todo este circuito queda trabado al prevalecer la creencia de que "todo vínculo es sinónimo de dependencia".

La «fase de descarga» del ciclo coincide con la muerte del líder protector y marca la disolución de este modelo iniciado en 1949. El llamado "rodrigazo" surge como símbolo de esa disolución. Un estado nacional imposible de ser sostenido, relaciones de poder imposibles de ser reproducidas, y una economía en quiebra. Un desequilibrio incontrolable entre ingresos y egresos.

 

DESCARGA 1975

SURGIMIENTO 1978

 

El inicio del nuevo ciclo se da en 1978. Además de ser el año del Mundial de Fútbol, coincide con la implantación de un modelo económico (cuyo icono es Martínez de Hoz) cuyo centro no es la explotación agropecuaria, ni el desarrollo industrial, sino la especulación financiera. Su terrible sombra es la eliminación física de toda oposición política y sindical. Sin embargo, vamos a atender a otra consecuencia sombría: el endeudamiento económico y la destrucción de la producción industrial.

Hasta este momento histórico el país no tenía una deuda  externa importante, pero a partir de ahora Argentina toma préstamos con organismos internacionales (no sociedades de beneficencia, por cierto) más allá de su posibilidad de pagarlos. Si bien este período incluye la nota distintiva del retorno a la democracia en 1982, el modelo ha sobrevivido con matices hasta su crisis definitiva con la debacle política y bancaria de 2001.

Esto parece confirmar el circuito del anterior ciclo, pero revirtiéndolo, repolarizándolo al extremo:

 

.- Vigencia de un modelo de APERTURA INDISCRIMINADA que genera un alto ENDEUDAMIENTO EXTERNO.

.- Como consecuencia del ENDEUDAMIENTO EXTERNO se consolida un estado de DEPENDENCIA y DESIGUALDAD SOCIAL.

.- Tal estado de DEPENDENCIA y DESIGUALDAD SOCIAL termina provocando RECESIÓN ECONÓMICA.

.- Y a tal RECESIÓN ECONÓMICA  se intenta responder con mayor APERTURA INDISCRIMINADA.

 

Nuestro presente y la transición de la «descarga» al «surgimiento»

 

El ciclo iniciado en 1978 realiza su descarga en 2004 y un nuevo ciclo se inicia en 2008. Nuevamente, la pregunta clave es qué es lo viejo que se está disolviendo y que es lo nuevo que está surgiendo, tanto en lo político como en lo económico.

DESCARGA 2004

SURGIMIENTO 2008

 

Tomemos nota de alguno de los sucesos ocurridos en sincronicidad con la «fase de descarga» iniciada en 2004:

 

Disolución del sistema de partidos tradicionales. Ya no se reproduce la característica alternancia (propia de las últimas dos lunaciones) entre peronismo y radicalismo, con una eventual tercera fuerza (sea de izquierda o de derecha) que busca emerger sin lograr consolidarse.

Disolución del modelo económico basado en la actividad financiera. La crisis de 2001 agotó toda expectativa de seguir sosteniendo tal modelo. Un gesto saludable resulta la cancelación de la deuda con organismos internacionales, en el sentido que simbólicamente "el pago de deudas" parece una respuesta muy apropiada a la propuesta de agotar y consumar la experiencia del ciclo que propone la «fase de descarga o renuncia» (y, por cierto, toda fase de XII).

Examinar el pasado para elaborarlo y consumarlo, pero con el riesgo de reactualizarlo. La fase final de un ciclo siempre exige estar atentos a "viejos fantasmas" que retornan a reclamar una energía de la que ya no disponen. Consumar la experiencia vivida a lo largo de todo el ciclo no implica repetirla ni revivirla. En este sentido, episodios como el conflicto entre sectores antagónicos del peronismo vividos en octubre de 2006 con motivo del traslado de los restos de Perón a San Vicente, de inmediato activan la memoria de la llamada "masacre de Ezeiza" ocurrida en 1973.

 

Y ¿cuáles serían algunas claves de lo nuevo que está surgiendo?:

 

El desarrollo de un nuevo tipo de vínculo con el mundo. Evitar la ya conocida antinomia entre "aislarse para protegerse" o "abrirse indiscriminadamente para incluirse". Astrológicamente, representa el desafío de un nuevo y maduro aprendizaje acerca de lo que nuestro Ascendente en Libra y Nodo Norte en Géminis y en casa VIII proponen: saber vincularse y compartir dinámicamente energía y recursos con otros.

Definición de liderazgo y dirección del nuevo ciclo histórico. Las próximas elecciones serán sincrónicas con la «fase de surgimiento» del nuevo ciclo Sol-Luna. Y esas fases siempre han representado la definición de una directriz que afectara, no sólo lo inmediato (esto es, el próximo período presidencial), sino una proyección hacia el futuro, un proyecto a largo plazo.

La emergencia de nuevos grupos de poder y la definición de su espacio de representatividad.Grupos piqueteros, figuras que acceden a la actuación política desde espacios no tradicionales (representantes de organizaciones religiosas, víctimas de la inseguridad, líderes de grupos sociales, etc.), resultan emergentes de un fenómeno novedoso de participación, para los cuales no parece haber aún una ubicación formal dentro del sistema político.

Por cierto, éstas resultan sólo algunas hipótesis acerca de aquello que está sucediendo y habrá de suceder. Como siempre, vale recordar que la astrología no aporta respuestas cerradas y fatales, sino claves para la comprensión. En este sentido, la reflexión sobre el mandala astrológico de Argentina puede servirnos como herramienta para iluminar aquello que habitualmente puede no ser visto, para percibir estructuras cíclicas, órdenes profundos que revelan procesos tan necesarios como ineludibles.