La vida humana como despliegue del código-semilla
En un escrito anterior distinguimos nuestra preferencia a hablar de código natal o código celeste/astral (o podemos seguir ensayando nuevas combinaciones) para reemplazar la noción de carta natal/astral observando la falacia lógica a la cual esa manera de nombrar nos conduce (ver “Porqué ya no hablamos de carta natal y preferimos hablar de código”). Es importante observar las maneras de nombrar que el lenguaje nos “obliga” a usar, dado que organizan nuestra manera de sentir la realidad.
En el mencionado escrito nos referimos a la falacia que subyace en el decir “mi” código natal o “tengo” sol en Virgo. Hemos cuestionado el supuesto de que somos entidades autónomas “propietarias” de un código natal, dando cuenta del error lógico que constituye esta forma de decir dado que, si somos rigurosos, cuando pronunciamos estas frases, es el código natal quien las pronuncia. Es decir, no existe un sujeto que esté fuera del código natal, sino que el sujeto es un emergente del mismo.
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