Publicaciones

Parte de la Vida I

La astrología afirma que cada día que pasa, cada hora que corre, traen una cualidad diferente. Los planetas giran en sus órbitas generando dibujos siempre nuevos. Llamamos a estos dibujos las cartas natales de los niños que nacen a cada instante; el mapa en el que se expresa el orden profundo en el que se inscribe la existencia de una persona. Todo lo que sucede aquí en la Tierra está misteriosamente entretejido con los movimientos del Cielo. El es el espejo de nuestro verdadero ser.

Habiendo sido educado en una mirada astrológica me es imposible no pensar que la realidad es muy distinta a lo que habitualmente creemos. Que existe un orden profundo y creativo que está mucho más allá de nosotros pero del cual formamos parte. Y que es de fundamental importancia que aprendamos a vivir en el, puesto que cada vez que ignoramos ese orden el sufrimiento es inevitable.

Me suelen preguntar que va a suceder en los próximos años. Todos han escuchado hablar de la Era de Acuario, del calendario Maya, etc. En realidad no hace falta saber astrología para registrar la tremenda velocidad y envergadura de los cambios que estamos viviendo así como nuestra creciente preocupación por los acontecimientos del mundo. Desde el punto de vista astrológico los próximos años serán de una extrema tensión en todas las áreas. Estamos ante una gran oportunidad, pero esto significa que tendremos que enfrentar grandes crisis. Lo que vaya a suceder no está escrito de antemano sino que depende de la respuesta que los humanos sepamos dar a la energía que se manifiesta. Por eso es importante comprender la dirección de los cambios.

Los humanos hemos vivido durante milenios encerrados dentro de burbujas, sean estas tribales, religiosas, ideológicas o nacionales. Envueltos en nuestros limitados sistemas de creencias aún nos aferramos a ellos sin reconocer que es imposible que puedan dar cuenta de una realidad planetaria. Ellas nos hacen sentir tan diferentes unos de los otros que hoy asistimos a choques entre civilizaciones y los dioses en que creemos parecen enfrentados. Ignoramos completamente cuales pueden ser los rasgos posibles de una cultura realmente humana. Solo conocemos la cultura occidental o la china, la hindú o la islámica.

Este es el tiempo de la ruptura de los nidos. La energía de Acuario nos forzará a superar todas estas divisiones, a experimentarnos como miembros de una sola humanidad. Más aún, ejercerá una tremenda presión sobre nosotros para que aprendamos a sentirnos terrestres; parte de un bellísimo organismo viviente junto a los animales y las plantas, los océanos y  las montañas. Si para comprender esto tendremos que pasar por guerras o crisis económicas, desastres ecológicos o conmociones sociales es algo que depende de nosotros. Pero es evidente que deberemos atravesar profundas crisis antes que nuestros antiguos y limitados sistemas de creencias den lugar a una nueva conciencia. El entretejido arquetípico en el que los humanos anidamos durante milenios ha llegado a su límite. Por eso es inevitable que las certezas que nos fueron útiles durante la infancia de la especie estallen unas contra las otras.

Desde la perspectiva astrológica toda perturbación externa es solo el síntoma de alguna dificultad para la transformación interna. A nivel colectivo la envergadura que adquieran los desequilibrios del mundo dependerá de la cantidad de personas que estén dispuestas a realizar un cambio profundo en sus vidas. De cuantos seres humanos podamos desprendernos de las certezas del pasado y aprendamos a vivir en la